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viernes, 19 de octubre de 2007

MONARQUÍA YA, ARTÍCULO DE CLAUDIO NAZOA



Por Claudio Nazoa.

He escrito varios artículos en donde abogo por la restauración de la monarquía española y, ya que estamos cambiando todo, sin saber cómo o para qué, inventando leyes y eliminando otras todos los días, propongo formalmente que volvamos a ser parte de la monarquía española.

Pónganse la mano en el pecho y, ya que vamos hacia atrás, digan la verdad: ¿Qué prefieren? ¿Monarquía Española o Edad de Piedra del siglo XXI? Simón Bolívar era un hombre moderno, de ideas avanzadísimas para su época. Era un hombre elegante y fino, un caballero en el mejor sentido de la palabra. Nadie jamás se ha podido explicar como un hombre que sólo vivió 47 años, viajó por el mundo, hablaba varios idiomas, se la pasaba bailando, se casó, se enamoró y galanteó a infinidades de damas solteras, casadas, viudas y señoritas.

Bolívar se montaba en su caballo blanco en la urbanización San Bernardino de la ciudad de Caracas, y decía: –Ya vengo, voy para Bolivia– Y se marchaba así como así.

Allá, a 4.000 metros de altura y con un frío bajo cero, libraba y ganaba varias batallas. Se comía unas papas, tomaba un té de coca y despidiéndose de los bolivianos decía: –Está semana tengo que liberar a Perú, Ecuador y Colombia, pero primero voy a hacer una diligencia en Cúcuta.

Y de nuevo montaba su caballo blanco y se marchaba. No tenía ni dos días en Cúcuta y ya había asistido a un par de bailes, tres reuniones y despachado a varias novias, cuando intespectivamente comentaba: –¡Ya Páez empezó a echar vaina en Venezuela! ¡Vámonos para Caracas! Y otra vez agarraba su caballo blanco que ya estaba marrón por el polvero, y al ratico estaba de nuevo en Caracas.

¡Qué caballo tan arrecho! No quiero ni pensar qué habría hecho Bolívar con un Jeep Grand Cherokee cuatro por cuatro.

Es increíble lo que Bolívar logró a pesar de haber muerto tan joven. A veces pienso que cada año vivido por él, valen por tres de un hombre normal de hoy. Revisen su vida, sus escritos, sus viajes, y se darán cuenta de que los números no dan.

Lo cierto es que este extraordinario hombre muere un 17 de diciembre de 1830 y parte de sus últimas palabras fueron para Venezuela: “Yo la hice libre, ahora háganla ustedes próspera…” y se murió sin explicar cómo era la vaina de la prosperidad.

A veces pienso si no habría sido mejor que Bolívar, al darse cuenta del desastre en el que ya se habían convertido nuestros países, hubiera dicho: “Señor rey de España, como ya lo dijo Miranda, esta gente no tiene remedio, mejor empecemos de cero”.

Pienso que si Bolívar hubiera podido imaginar a la España de hoy, no se le habría ocurrido ni de broma liberar las cinco naciones.

Que bueno sería que hoy tuviéramos en Venezuela un rey ¡pero de verdad! Un rey como Juan Carlos, que en lugar de despachar en el Palacio de Miraflores, lo hiciera desde una tasca de la plaza Candelaria en Caracas.

Que bueno sería si pudiéramos echar la historia para atrás y escuchar a Bolívar diciendo: “Españoles y canarios, si se quedan, contad con el petróleo”.

Ya que vamos a tener un rey, vamos a tener uno pero de verdad, uno como Juan Carlos que hace sólo una cadena al año, los 24 de diciembre para felicitar a su pueblo. Un rey que gobierne con inteligencia, sin autoritarismo y que sobre todo, gobierne de verdad verdad como lo hace el monarca español, que es tan democrático que no es él quien realmente manda, sino otro a quién el pueblo de España elige libremente.

Seamos sinceros: ¡Basta de gobiernos con mentalidad de buhoneros! ¡Reinstauremos la monarquía ya! Bolívar ¿Era esto lo que realmente querías? Majestad don Juan Carlos: por favor, envíenos urgentemente otro descendiente de españoles, un hombre de principios, rico, elegante, inteligente, audaz, mujeriego y oligarca, para que nos libere del Feudalismo, de la Edad Media y sobre todo, de la Edad de Piedra del siglo XXI.

Necesitamos un rey que coma salmón, que tome Champaña, que odie el chigüire, la caraota refrita, el mondongo, la reina pepiada, los sándwich de pernil de La Encrucijada, las panelitas de San Joaquín, los adornos navideños a la orilla del Guaire, las cachapas con queso e’ mano, los tequeños, la chinchúrria, la chicha y el carato e´ piña.

¡Basta de chusmidades! ¡Monarquía ya! ¡Los finos al poder!

1 comentario:

Anónimo dijo...

VIVA EL REY!!!!

LATINOAMERICA LIBRE!!!

VIVA HISPANOAMERICA FIEL A NUESTRO REY, EL REY DE TODOS