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viernes, 20 de febrero de 2009

Aló, Nerón


Escrito por: Claudio Nazoa.

Aló, Nerón
"Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones"
Séneca


Nerón, el famoso y demente emperador romano, obligaba a su pueblo a ir al teatro para luego, cuando estaba lleno, ordenar que cerraran las puertas para entrar pomposamente acompañado de su séquito, relata en el año 65 d. C., el filósofo e historiador romano, Séneca.

Quiero aclarar a mis distinguidos lectores que esto es un hecho histórico. Nerón, quien pasaba horas y horas en su "Aló, Nerón", hablaba, cantaba, bailaba, tocaba la lira, recitaba y se ponía máscaras, intentando representar obras teatrales, ya que era un actor frustrado, según Séneca, su asesor y al final también víctima del orate, quien lo obligó a suicidarse.

Los asistentes no podían levantarse de sus asientos so pena de muerte. Incluso, se daba el caso de mujeres pariendo o de gente desesperada que se lanzaba fuera del teatro y que moría en la caída. Esto, recuerden, sucedió en el año 65 d. C. (no debería escribir d. C. después de Cristo ya que Germán Flores, mi asesor cultural, sostiene que toda persona medianamente culta sabe eso).

Luego de que me enteré de estos hechos, se me hizo imposible no compartirlos, además, uno es humano y no puede dejar de hacer comparaciones.

Para alguien que no sea venezolano es increíble ver cómo en cadena nacional nuestro querido líder habló sin parar en el Congreso de la República durante ¡ocho horas seguidas...! Afortunados los que tenemos cable, familia, novias, amantes o simplemente nos gusta leer o dar una vuelta. Mientras nuestro líder habla durante ¡ocho horas sin parar!, uno lee, sale a pasear, come en un restaurante, entra al baño, regresa, hace la siesta, se despierta y...
allí sigue él, como si nada.

Los increíbles dentro de lo increíble son los que están frente a él aguantando de todo y, además, obligados a aplaudir. ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo logran tragar los comprensibles bostezos? ¿No les da hambre y sed? Pero sobre todo, ¿cómo hacen los que tienen necesidad de ir al baño? Por más fanático que alguien sea, ningún ser humano puede aguantar tanto tiempo las necesidades básicas.

¿Cómo lo logran?, me pregunto de nuevo. ¿Será que por fin ha nacido el hombre nuevo del que tanto hablaron los nazis y los comunistas? Con esto están pasando cosas increíbles como lo del otro día en el Teatro Teresa
Carreño, cuando en medio de la perorata, después de seis horas, un hombre y una mujer se pararon, cosa que enfureció a nuestro amado líder, quien hizo público su disgusto y les preguntó: --¡Epa! ¿Para dónde van ustedes?... ¿Es que no les interesa lo que estoy diciendo? El hombre regañado, con el dedo índice y pulgar, señaló la bragueta y con gesto apenado dio a entender que tenía ganas de orinar, a lo que el jefe, en tono de burla, replicó: --¡Ah! ¡Van para el baño!... Cojan a mano derecha.

Otro cuento insólito lo reseñó Óscar Lucien, colega de página, cuando escribió que nuestro líder, en otro de sus extensos discursos, dijo: --Anoche se me ocurrió una idea...

No había terminado de decir nada cuando un solitario jaleti que ahora es gobernador aplaudió vigorosamente.

Chávez lo paró en seco y humillándolo dijo:
--Oye... ¿Tú cómo que me lees el pensamiento? Qué lástima que en Venezuela estemos en los albores del año 65 d. C.

El 9 de junio del año 69 d. C. murió Nerón, y sus últimas palabras fueron: ¡Qué artista ha muerto!

CLAUDIO NAZOA

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