martes, 7 de octubre de 2008
Maravillosos sobresaltos, Sorpresas te da la vida
Publicado por: Revista Dominical
Maravillosos sobresaltos
Sorpresas te da la vida
La realidad les cambió de plano para sorprenderlos con su mejor cara. Una ganadora de la lotería por partida doble, un padre cuatrillizo, y la madre de una niña nacida de milagro, relatan cuando la buena estrella está a favor
Nestor Luis Llabanero
Cuatro hijos, sorpresa por capítulo
Julio Andrés Borges, padre de cuatrillizos
Luego de una espera -en la que apenas la esperanza acompaña el sentimiento del posible logro- recibir la noticia de la llegada de un hijo fue la sorpresa de vida de Julio Andrés Borges. Sin embargo, que no haya sido uno sino cuatro los niños, escribió esa sorpresa con mayúscula sostenida. Supo, con la boca abierta por minutos, que sería laborioso atender a Ana Sofía, Juan Diego, Juan Pablo y Andrés Ignacio.
“La llegada de mis hijos fue una sorpresa por capítulo”, confiesa el padre. “La sorpresa se fue dando por cuota, cada mes nos íbamos enterando de que había un bebé nuevo. Fue algo casi de ciencia ficción porque de la primera noticia, que fue saber que estábamos embarazados, luego de seis años buscando bebés, a ver primero que era uno, luego al segundo mes saber que eran dos y, al siguiente mes, saber que eran tres y, al cuarto mes, que eran cuatro, fue una especie de campanazo en la cabeza. Una cosa es saber que vienen cuatro, a ver que realmente hay cuatro. Cuando tienes la noticia de que son cuatro los bebés que vienen, lo primero que te asalta es decir `Dios mío, que nazcan bien y nazcan sanos´ y eso fue mi gran ansiedad durante el embarazo, lo pedía a Dios todos los días, y a La Divina Pastora, porque tú sabes que mis hijos, cada uno tiene su nombre, pero se llaman de la Divina Pastora cada uno.
Eso fue un milagro de la Divina Pastora y estamos eternamente agradecidos porque los trajo sanos y salvos.
Yo no soy barquisimetano, pero soy barquisimetío, y cumplimos anualmente la promesa de ir todos los años a visitar a la Divina Pastora. Mis hijos cumplen un año el 2 de octubre. Creo que la parte dura es tener que aprender a repartir en cantidades iguales para todos, eso es como hacer malabarismo con los sentimientos, pero al mismo tiempo es tan reconfortante y tan bonito que es una experiencia única. Gracias a Dios nosotros hemos recibido mucha ayuda”.
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El milagro que le faltaba a la Madre Candelaria
Rafaela Meza de Bermúdez, una hija de gracia
El 6 de septiembre de 1995 Rafaela Meza de Bermúdez, entonces de 36 años de edad, se preparaba para dar a luz a su cuarto hijo. No obstante, los médicos habían declarado clínicamente muerto al bebé de apenas cinco meses de gestado. Para sorpresa de todos, a las ocho de la noche de ese día, en el hospital “José Francisco Torrealba” de Altagracia de Orituco, estado Guárico, lo que extrajeron del vientre fue una niña. Con el acontecimiento se elevaba a las alturas a la Madre Candelaria, a quien se le atribuyó el milagro que le faltaba para ser beatificada por la Iglesia Católica. Así, Venezuela recibió también un excelente sobresalto.
A treces años del episodio, el más heroico para la señora Rafaela, ella cuenta la historia con la sencillez de su verbo. “Cuando Milagros nació sólo tenía tres hijos, porque el mayor se me murió. Milagros es la menor”.
- ¿Por qué se consideró el de Milagros Candelaria un embarazo de alto riesgo?
- Me dio preeclampsia a los cinco meses de embarazo, yo estaba hinchada y con la tensión siempre alta. Estaba mal, siempre enferma.
- ¿Los otros embarazos fueron iguales?
- No, fueron normales.
- Se dijo que el feto estaba clínicamente muerto.
- Todos los exámenes que me hacían decían eso, que el feto estaba muerto.
- ¿Y usted que hizo?
- Lo que hacía era llorar, llorar, llorar y pedirle mucho a Dios. Me aferré a Él, siempre he creído en Él y en la Madre Candelaria, a quien le faltaba un milagro para ser beatificada.
- ¿Quién le dio el diagnóstico?
- El doctor que me atendió.
- ¿Qué pasó luego de esa oración?
- El médico dijo que había ocurrido un verdadero milagro. Me sentí muy bien, feliz, fue una bendición de Dios, después de todo, yo la tuve a ella a los seis meses y me pusieron un tratamiento para que expulsara el feto.
- ¿Fue a dar a luz creyendo que el feto estaba sin vida?
-Eso lo dijeron las pruebas médicas, pero yo nunca pensé que estaba muerto, yo siempre pensé que estaba vivo. Había varios médicos y enfermeras que decían que el feto estaba muerto, pero yo tenía fe en que estaba vivo.
- ¿Usted lo sentía?
- No, pero yo decía que estaba vivo y que estaba vivo y que estaba vivo y bueno, gracias a Dios y a la Madre Candelaria, ella nació viva. En el hospital trabajaba una hermana de las Carmelitas de la Madre Candelaria, quien me regaló una estampita de la Madre Candelaria. Ella hablaba mucho conmigo y me decía: “Rafaela, no llores porque a la hermana Candelaria le falta un milagro para ser beatificada, para subir a los altares y tu hijo va a ser el milagro para que la Madre Candelaria suba a los altares”. Ella me acompañaba a rezar, me acuerdo que ya no lloraba sino que rezaba. Me dijo: “Ya vas a ver que cuando yo venga mañana este hospital va a estar lleno de alegría, todo el mundo va a estar aquí alborota´o porque eso va a ser un verdadero milagro”.
- ¿No sabía si era hembra o varón?
- No, porque ella nació enmantillada. En los ecos no se veía si era hembra o varón. Yo le decía al doctor que me salvara lo que había tenido. Y le dije que si no me salvaba lo que tuve, yo misma me iba a parar a ver. El doctor fue a la bolsita y se dio cuenta que la niña estaba viva. Llamó a las enfermeras para que la llevaran a la incubadora. Imagínate cómo fue eso, ya le digo, fue una bendición de Dios. Todo el mundo lloraba de alegría, primero lloramos de tristeza, dándole alabanzas a Dios y a la madre Candelaria.
- ¿Cómo es hoy la jovencita?
- Estudia primer año. Milagros Candelaria es una niña alegre, le gusta bailar en la danza, estudiar, es normal. Ella sabe que nació por un milagro. No ha dado muestras de querer ser religiosa. Ella quiere ser militar de aviación.
- ¿Siente la presencia de la Madre Candelaria?
- Donde quiera que estoy. Me siento protegida todo el tiempo. Me siento rica, contenta, con todo lo que Dios me ha dado. Pero, señor, yo necesito que a mi hija le den una beca para sus estudios. A ella le han ofrecido tantas becas, pero nadie le ha dado nada. Sólo tenemos la casa que le dio el Presidente (Chávez), bien bonita, de Petrocasa, en Altagracia. Se la entregó con todo. Nosotros vivimos aquí, pero quiero una ayuda para sus estudios.
“ME GUSTA VOLAR” (Recuadro)
A Milagros del Valle Candelaria le dicen “Mila”, y esto es lo que ella dice de sí misma: “Yo quiero ser aviadora, me gusta volar, pero no sé porque. Yo me siento especial por el milagro de la Madre Candelaria. La gente reacciona bien conmigo, se alegran y me piden que los toque para darles suerte, o algo así. Yo los abrazo y los toco. Me gusta que me vean así. Yo ayudo a mi mamá en la casa, me porto bien y creo en la Madre Candelaria y en Dios y en la Virgen del Valle”.
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La buena suerte toca dos veces
Cruz Antonia Rivero, doble ganadora de la lotería
“La primera vez que me lo gané llevaba treintaicinco años viviendo en Caracas. Compré el Kino en Chacaíto, y era la primera vez que lo compraba. Mi hijo me había dicho que como no teníamos dinero, lo comprara. Se lo di a él y echándole broma le dije `guárdalo para que cuando yo me muera tengas dinero´. Él lo guardó y a los once días me fui a Higuerote a trabajar en las playas, y cuando regresé me dio el Kino, me fui con una señora a una agencia porque ella quería comprar un número de lotería, yo le presté dos mil bolívares, y aproveché para consultar y me di cuenta que me lo había ganado. Me fui a mi casa, le dije a mi hijo y él se puso todo nervioso, pero yo tranquila, siempre muy serena, llamé a mi cuñada a un colegio donde yo trabajaba limpiando los pisos, y ella me dijo que me fuera en un taxi hasta allá para verlo por la computadora. Nos pusimos a hacer las diligencias para cobrarlo. Les di a todos mis hijos, me vine para Caripe. Eso fue en el año 2003.
Pero este año, en marzo, compré varios billetes y me lo volví a ganar. Tenía la corazonada que me lo ganaría otra vez. Le dije a Guille (su esposo), que me lo había ganado. Nos fuimos calladitos hasta la casa, mis hijos se asustaron, otros se pusieron tristes, no sé porque reaccionaron así, y nos fuimos a Caracas para la cosa del Kino, yo me anduve siempre tranquila, bueno siempre me he andado tranquila, tengo mis dos camionetas, mis hijos tienen casas, carros, están bien. Me ha cambiado la vida, yo era muy pobre, a veces no tenía ni mil bolívares para comer, tenía un hijo enfermo de un pie, debía más de un millón de bolívares en luz, y les decía a mis hijos que no salieran de la casa para que no entraran a cortar la luz. Soy la misma, no he cambiado, si uno se pone las cholas yo me las pongo, si como en el piso no me importa, yo soy una mujer sencilla, si tengo que recoger un mango del piso yo lo recojo, mis amigos son los mismos campesinos, mis amigos son los más pobres. Yo ahora me compré mis seis vacas y ovejitos y gallinas y loros, recojo mangos del piso (se ríe), vendí en estos días un toro que pesaba como 700 kilos. A veces yo partía un pan por la mitad y le daba a cada uno una mitad, guardaba las cosas en la nevera de mi yerna. Así ha sido mi vida, me siento contenta y a veces asustada, pero ando con Dios y con la Virgen como siempre he andado. Yo sigo en la misma casa, porque compré una pero es muy ‘cerrá’ y no puedo tener mis pollitos y mis loros”.
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