jueves, 27 de diciembre de 2007
De PINTA en blanco
Publicado por Estampas
Aunque con algunas modificaciones, en Venezuela se mantiene la tradición de estrenar galas el 24 y el 31 de diciembre. En este trabajo 11 personalidades del show business local lo confirman.
Por Pablo Blanco
Desde tiempos remotos,al llegar la Pascua, hay dos preguntas fijas que
se hacen muchos venezolanos: ¿Qué te vasa poner el 24? ¿Qué te vas a poner el 31? En tiempos modernos, sea cual sea la situación económica del país, los grandes centros comerciales se atiborran de gente que está buscando regalos y, muy especialmente, las anheladas "pintas" del 24 y el 31 de diciembre. El asunto se divide en tres grupos: los que creen que es cosa de niños, los que confiesan estrenar y los que dan fe de que esta tradición no se ha perdido. En las líneas que siguen, figuras de canales de televisión como Televen, Venevisión, Globovisión y RCTV Internacional, así como de las emisoras radiales Onda 107.9FM y La Mega 107.3FM cuentan sus experiencias presentes y pasadas al respecto. Con sus diferencias, todos coinciden en que esta costumbre es auténticamente criolla.
Mariela Celis. Animadora y actriz
Te vestiste de amarillo
"Los últimos cuatro años de mi vida he tratado de pasar el 24 y el 31 fuera del país. Así que como nadie me conoce la ropa, no tengo que estrenar. De paso es algo que me da más o menos igual. Por mi trabajo siempre tengo que comprar un ropero para ir a los eventos, entonces lo del 'estreno' pierde toda la gracia. Sin embargo, debo ser una excepción a la regla porque acá en Venezuela, cada vez más, se sigue la tradición de reunir para comprarse esas 'pintas'. He escuchado que algunos las adquieren desde agosto para ahorrarse los reales de las utilidades. Personalmente creo que los que más disfrutan esa, y todas las tradiciones navideñas, son los niños. Aunque debo decir que a mí, de niña, me llegaron a vestir horrible un 31. Estaba en plena ebullición de la pubertad y mi familia y yo pasamos esa noche en casa de una tía que vive en La Guaira. Yo, aprovechando la cercanía de la playa, me había bronceado en un tono negro 'caldero de empanadas'. Y a mi mamá no se le ocurrió otra cosa que ponerme un conjuntico amarillo pollito espantoso. Si a eso le sumas que osé pintarme la boca de morado te imaginarás cómo me veía. No conforme con todo esto, me tomaron una foto que, mucho tiempo después, la encontró un amigo mío en mi casa. Ahora la tiene en su poder. Dice que esperará el momento oportuno para chantajearme con esa imagen".
Foto: Cortesía Venevisión
Oscar Yanes. Periodista
Buenos augurios
"En Venezuela, esa cultura de estrenar trajes es antiquísima. De hecho, el origen de la palabra 'pinta', en alusión a la ropa, data de nuestros antepasados. Acuérdate que, cuando no existía la fotografía, las referencias pictóricas eran las pinturas. Presumo, entonces, por pura especulación, que cuando nuestros abuelos admiraban un buen cuadro decían: '¡Qué buena pinta!'. Esa expresión fácilmente se pudo haber usado también para referirse al aspecto físico de alguien. En todo caso, lo de los estrenos decembrinos llegó aquí desde la época de La Colonia. En ese entonces era una costumbre limitada a las clases privilegiadas. Creo que ha sido una tradición siempre asociada a los buenos augurios. Aunque el estreno del 24 yo lo interpreto como un homenaje al Creador. La gente se viste para Dios. Y aquí cabe mencionar otras 'pintas' que se han olvidado por completo: las de Semana Santa. Antes, esas estaban más arraigadas que las decembrinas; las señoras se preguntaban una a otra: '¿Qué estrenas el día del Nazareno?'. Pero volviendo a las 'pintas' de diciembre, en mi infancia eran fundamentales. Antes, los muchachos usaban pantalones cortos hasta los 15 años. A esa edad, si un joven demostraba que ya podía ser un hombre responsable, se le alargaba el pantalón. Si, por el contrario, no se lo alargaban, los demás le echaban mucha varilla, diciéndole: 'Te van a picar los pollitos'. A mí me alargaron los pantalones, justamente, un 31 de diciembre, a mis 16. Y hoy en día la fecha en la que yo estreno es, pues, el día del Cañonazo. Soy profundamente supersticioso y creo que esa 'pinta' me traerá muy buena suerte".
Foto: Cortesía Televen
Andrés Scarioni. Actor y animador
De franela y jeans
"Siempre me llamó la atención desde pequeño que la gente que vivía por mi cuadra me preguntara: '¿Qué vas a estrenar el 31?'. En mi familia, mi mamá se arregla para esas noches, pero ni mi papá ni mi hermano ni yo hemos seguido esa tradición nunca. Me he dado cuenta de que somos atípicos
al respecto. Porque si sales a dar el feliz año en mi calle
te das cuenta de que tanto señores como chamos están emperifollados esa noche. Nunca he sabido las razones
que justifican esos estrenos. Es como la gente que se arregla para ir a un funeral. ¿Será que éste es el funeral del Año Viejo? No sé. Lo mío es franelita, zapatico e' goma y un blue jean que, mientras más roto, mejor. Cabe destacar que nosotros tampoco hacemos la típica cena navideña. De un tiempo para acá, los 24 comemos parrilla, lo cual no combina en lo absoluto con un traje nuevo. El punto es que todos los 24 y los 31 que veo a la gente 'empintada' me pregunto: 'Tanta gala ¿pa' qué?'".
Foto: Contratipo
Kico Bautista. Periodista
Fuego al cañón
"Últimamente no le hago mucho caso a eso de los estrenos del 24 y el 31. Fui perdiendo la costumbre a medida que me fui poniendo viejo. Pero en mi familia siempre ha sido toda una tradición, sobre todo cuando estaba viva la abuela. Aunque no teníamos mucha plata, mi mamá era rígida con eso de comprarnos los estrenos de diciembre. Nos vestía igualitos a mi hermano y a mí, lo cual me daba mucha rabia porque parecíamos unos gemelitos sin serlo. Recuerdo un 24 en el que un tío mío se puso a lanzar bombeadores desde el balcón de la casa. Mis primos y yo le respondimos desde abajo con otros bombeadores, aquello parecía la propia violencia urbana. Total que uno de los bombeadores le cayó en el paltó y se lo arruinó. Le quemamos, pues, a mi tío, su ropita del 24. Para la abuela eso fue traumático".
Foto: Cortesía RCTV
Pepeto. Humorista
A la medida
"Me parece una tradición bien bonita, bien emotiva. La gente quizás piensa que se está vistiendo de esperanza. Aunque yo ya no la sigo, los años pasaron y eso quedó atrás, trato de estar bien vestido en ambas fechas porque siempre vienen mis hijos a visitarme, pero no necesariamente tengo que estrenar, en mi clóset hay muchos flux y muchas corbatas, con eso me basta. Entiendo, eso sí, que los muchachos han mantenido esa costumbre en el tiempo. Y es que eso es una cosa que, definitivamente, disfrutan mucho más los muchachos. Cuando yo era un niño, y tengo 73 años, todos los 24 de diciembre me gustaba estrenar unas medias marca Galatex, que me traían de Inglaterra. Se sujetaban de una liga que uno se ponía en la rodilla. En mi época, como bien lo dijo el señor Yanes, a uno no le alargaban el pantalón sino hasta cumplir 15. Y yo, a los 12, ya era alto. Así que te imaginarás cómo se me veían las medias. Mis amigos quinceañeros me gritaban: '¡Eeese pantalón corto!'. Yo les salía con alguna de las mías. Ya a esta edad me he dado cuenta de que toda burla lleva implícita una dosis de envidia. Feliz Navidad".
Foto: Contratipo
Laureano Márquez. Humorista
Tradición, familia y propiedad (privada)
"Me parece una tradición bien bonita, bien familiar. Y a mí todo lo que sea tradición, familia y propiedad me gusta. Son cosas que hay que preservar. En este momento no suelo estrenar ropa durante esos dos días, pero me parece chévere que la gente lo siga haciendo en Venezuela. Recuerdo que, de pequeño, era una costumbre fija en mi familia. Nos compraban una 'pinta' para el 24 y otra para el 31. Después no nos regalaban más galas, así que esas tenían que durarnos un año entero. Claro, así como teníamos la tradición de estrenar también había otra muy espontánea: la de manchar la ropa. Bastaba que uno estuviera de punta en blanco para poner la torta".
Foto: Cortesía Venevisión
Érika Schwarzgruber. Actriz
Por una peluca
"El 31 me visto más elegante que el 24, por aquello de la cena en familia. Sí me gusta seguir esa tradición de los estrenos decembrinos, pero no soy tan obsesiva con eso como una prima mía que tiene 16 años. Me esmero, sobre todo, en arreglarme las uñas. Una vez tuvimos un medio show familiar, un 24, por un capricho mío. Yo tenía como 12 años -tiene actualmente 21- y El club de los tigritos
en Venevisión estaba en pleno furor. Las chamas que participaban en ese espacio tenían como una moda de pelucas de colores. Entonces, a escondidas de mis padres, me compré una peluca azul eléctrico tipo Niña Bonita.
Y apenas nos arreglamos para la Nochebuena me la puse. A mí papá le iba a dar algo. '¡A casa de tu abuela no vas a ir así!', me dijo. Me puse a llorar porque yo
me quería estrenar mi peluca. Es que era de lo más linda, de lo más fashion".
Foto: Cortesía Venevisión
Eileen Abad. Actriz
Niña bonita
"Actualmente estoy más pendiente de comerme las hallacas y el pan de jamón que de estrenar las 'pintas' decembrinas. No sé, el bolsillo de los venezolanos está como muy golpeado para estas cosas. En todo caso, creo que son costumbres que viven con más ilusión los niños. Cuando yo estaba pequeña mi mamá me ponía como una muñequita. Yo, que siempre he sido muy quisquillosa con la ropa, no me quería ni mover para no ensuciarme (risas). A mi hermano le daba más o menos igual, siempre fue fanático de Bruce Lee y se la pasaba corriendo. Un 24 me destruyó un peluche al que yo quería mucho. Se llamaba Pocho, pero, bueno, esa es otra historia".
Foto: Cortesía RCTV
Abril Schreiber. Actriz
Sí al tacón
"Me esmero más con la 'pinta' del 31 que con la del 24, por aquello de arrancar el año dándole la bienvenida a lo nuevo. Eso sí, procuro estar cómoda para que, durante ese año, pueda estar cómoda en mi vida. Casi siempre he tenido esa suerte, aunque no sé si es por la ropa (risas). Y aunque no me gustan las faldas ni los atuendos grandes, adoro los tacones, se me hacen cómodos. No sé de dónde salió esta tradición, lo que sé es que muy venezolana. Aquí hasta el que esté en la peor situación económica hace lo imposible por pasar el 24 y el 31 de punta en blanco; de hecho, creo que es una costumbre que estará cada vez más arraigada en este país. Yo, sin ser tan estricta al respecto, me vacilo el asunto. Recuerdo que cuando tenía como ocho años visité, por primera vez, una peluquería. Era 24 y la mamá de mi mejor amiguita nos llevó a que nos arreglaran como dos señoritas. Hasta nos pintaron las uñitas que, en mi caso, hacían juego con una faldita de cuadritos verdes de lo más bella. Eso era cuando Fey estaba de moda, saca tú la cuenta".
Foto: Cortesía Venevisión
Amílcar Rivero. Actor
Fino, fino
"Lo de estrenar 'pintas' el 24 y el 31 de diciembre es sumamente venezolano, aunque estos tiempos no estén para galas. Yo, particularmente, creo que hay que 'empintarse', especialmente, el 31, que es cuando, por lo general, uno está con toda su familia. Ahora bien, cuando yo era niño, ambos estrenos eran 'impelables'. Mi mamá me compraba todo en Bambino. ¿Te acuerdas del comercial? 'Fino, fino con Bambino'. Yo lo detestaba, pero, para la época, esa era la tienda más glamorosa si de moda infantil se trataba. A uno lo vestían como un enanito e' circo. Un 24 me pusieron un chaleco de gamuza azul eléctrico encima de una camisa blanca con faralados en las mangas, aquello era abominable. Con todo y eso recuerdo gratamente otra Nochebuena en la que mi papá me regaló una braga de pana de cuadros, que, en ese entonces, era lo más 'pavo'. Hoy en día, aparte de emperifollarme, mi único ritual de Año Nuevo es bañarme con champaña, así como lo hacen los campeones de la Fórmula Uno. Eso representa más plenitud que una 'pinta'".
Foto: Cortesía Venevisión
Carla Angola. Periodista
No… al tacón
"Desde pequeña he vivido eso de los estrenos decembrinos como una tradición que no necesariamente tiene que generarme un estrés. Si tengo algo lindo que ponerme el 24 y el 31 lo hago, aunque no sea un estreno. No me verás un mes antes preparando lo que voy a usar esos días. Pero sí suelo arreglarme bien porque, por lo general, después de las cenas navideñas, que ya son típicas en mi casa, salgo a celebrar a otro sitio. Y al salir de noche te das cuenta de que, para los venezolanos, el concepto de elegancia se ha modificado. Ahora es un poco más práctico. Yo ya dejé de creer en eso de que para estar bella hay que sufrir. El traje largo lo puedo sustituir por un bonito pantalón acompañado de una blusa vistosa. También prescindí de una de las mayores causas de sufrimiento de nosotras las mujeres: los tacones. Los dejé de usar también por cuestiones de salud, desde que me operaron una pierna hace como tres años. Ponerse unos tacones desde las siete de la noche hasta las seis de la mañana del día siguiente, en definitiva, es sabotearse la Navidad. Así que les recomiendo a las féminas que, este año, se sinceren con una cholitas".
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