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lunes, 18 de mayo de 2009

La Caracas de Marisa Román


Publicado por Estampas

En un vagón del Metro de Caracas

MARISA ROMÁN
Con frecuencia usa el subterráneo, se monta en un carrito, camina a todos lados; se resiste, pues, a encapsularse en un vehículo… esto después de que le robaron… Por Johan M. Ramírez. Foto: Natalia Brand


"El Metro es un gran coctel de personajes"

¡Cuánto disfruta caminar esta ciudad! Es que, por naturaleza, es una caraqueña de a pie, encantada por la grandeza de El Ávila, conmovida por la calidez del ciudadano, enloquecida por la brutalidad del tráfico, y observadora incansable de la realidad, donde germina el carácter de sus personajes. Para Marisa Román, una de las actrices más populares del país -Trapos Íntimos, Viva la pepa, A calzón quitao', Cosita Rica, Ciudad Bendita, La vida entera-, Caracas es, así de simple, el mejor lugar para un artista, el sitio del clima perfecto y la capital de los contrastes.

"Aquí convive el paraíso con el caos. Las colas desgastan demasiado, y si tienes carro sincrónico sufres el triple. Siento que allí uno se diluye, se escapa la vida. Por eso prefiero salir a pie", afirma. A tanto ha llegado su desespero que más de una vez ha querido proponerle al primer motorizado que pase cambiarle el auto por la moto, sin más ni menos.

Al contrario, no son malas sus experiencias con el transporte público. Hace unos años, cuando comenzaba en la "tele", iba en Metro a todos lados. "Y recuerdo que la gente a mi alrededor se esforzaba por abrirme un espacio para no apretujarme como a los demás. Era rarísimo, como si me consideraran", señala.

Y de carrito en carrito pasó mucho tiempo, hasta que se compró su propio vehículo. "Era bueno, pero me sentía encapsulada, aislada, y me di cuenta de que así uno se encierra en su propio mundo, y comienza a ver sus problemas como gigantes, o padece una cola como si ésta le estuviera haciendo daño únicamente a uno", reflexiona. En esas andaba cuando, apunta con humor, pasó a formar parte de las estadísticas: "me convertí en ese 'uno' de cada tres venezolanos: me robaron".

Desde entonces se reconcilió con la calzada. En ese momento tenía una temporada de teatro en el Ateneo, y el Metro se convirtió en su aliado de todos los días: subía al vagón cada tarde y repasaba mentalmente los parlamentos hasta bajarse en la estación Bellas Artes, caminaba visualizando sus movimientos, y llegaba lista para subir al escenario.

"Se esperanza con que los aguaceros nocturnos no sean enemigos que amenacen con derrumbar casas en los barrios... "Me ilusiona creer que un día todos dormiremos tranquilos cuando llueva"

"Así descubrí mejor la vida urbana. El Metro es un gran coctel de personajes, lo que me ayuda como actriz, pues la mayoría de mis interpretaciones han sido de caraqueñas", dice. Esto le ha brindado la oportunidad de percibir la ciudad desde otros ángulos, acercarse más al mundo de esos seres que caracteriza, y así ha conocido muchas Caracas diferentes a la suya: la de buhonera, la de prostituta, la de trabajadora.

"Por eso puedes encontrarme en cualquier lugar y en cualquier situación", dice, y es cierto. Una madrugada, filmando una película, se paseaba en ropa muy pequeña por Los Ruices mientras paraba taxis en la avenida; otra noche corría por las cloacas de San Bernardino grabando una novela; es que ella siente tener la licencia para salirse de sí misma y mirar el mundo con los ojos de otra persona. "Y eso me deja vivir la ciudad y experimentar sus riesgos y emociones sin correr ningún peligro", afirma.

A los 26 años, mientras se mete en las casas de la ciudad cada noche gracias a la televisión, sueña con salir a las 10:00 pm a caminar con sus amigos por las calles o a sentarse en una plaza a conversar. También se esperanza con que los aguaceros nocturnos no sean enemigos que amenacen con derrumbar casas en los barrios, sino el suave rumor que arrulle nuestros descanso. "¡Eso me ilusiona! -exclama- ¡Creer que un día, en esta ciudad, todos dormiremos tranquilos cuando llueva! ¡Claro que me ilusiona!".

johan_ramirez3@hotmail.com
Asistente de fotografía: Anita Carli