miércoles, 15 de julio de 2009
Juan Arango El mejor del nuevo milenio
PUBLICADO POR EL UNIVERSAL
FOTO: EL UNIVERSAL
En Maracay empezó a forjar la zurda más importante de los últimos tiempos del fútbol venezolano. Su nombre recorrió el mundo entero y colocó la bandera nacional en lo más alto.
El fútbol era quizás el único deporte de conjunto que carecía de un gran ídolo en nuestro país. En Maracay nació y se crió la gran figura de los últimos tiempos: Juan Arango.
De origen muy humilde, como casi todos los fenómenos futboleros del continente americano, Arango empezó a caminar en medio de tierra, piedras y alguna pelota de cartón. Ahí y con el balón entre ceja y ceja, empezó a soñar con graduarse de estrella y con vivir para cansarse de gritar goles por todo el mundo.
Junto a su tímido carácter se fue ganando poco a poco un espacio. Apenas pisó una cancha de verdad, su caminar y su forma de tratar la pelota, rápidamente mostraron que era distinto. Todo aquel que lo vio jugar sabía que estaban viendo a uno diferente, al mejor de todos.
Su estampa y calidad eran suficientes para probar suerte en el extranjero y por eso, casi de manera inmediata, se mudo a México a donde su fútbol llegó para quedarse.
Mientras consolidaba su juego en tierras aztecas y sacaba pinceladas de su enorme talento, se calzaba la vinotinto como cualquier otra y empezaba a mostrar su liderazgo. Ya los grandes momentos parecían quedarle pequeños y la gloria lo seguía esperando.
El país lo vio crecer de la mano de esta nueva generación. Todos empezaron a soñar con ser como él y se colocaron el apellido en sus espaldas con la ilusión de algún día poder cargar ese mismo compromiso y tener la oportunidad de conseguir logros similares.
Arango hizo temblar a la nación con gestas inolvidables. Goles y goles que fueron inflando el pecho de cada uno de los integrantes de esta tierra. Decir su nombre era ya una referencia que quedaría marcada eternamente en la memoria colectiva de todos los criollos.
Momentos brillantes como aquella tarde en Barranquilla, cuando Colombia lloró y cayó a sus pies. El zurdazo infinito que se coló en un ángulo y permitió el festejo interminable de todos.
Si alguien tenía que ser recompensado, era él. Por eso, el destino lo marcó y le entregó un pasaje a la mejor liga del mundo. España y la isla de Mallorca lo esperaban con los brazos abiertos y con la clara idea de convertirlo en un ídolo del club.
Su infinito talento no sólo lo sufrirían los suramericanos sino que ahora lo llorarían los grandes clubes hispanos. El Real Madrid o el Barcelona, lo vieron desfilar por sus propias casas con el irrespeto de un nacido para ganar.
Pero a Arango la vida le daría un susto que paralizaría al país. Jugando contra el Sevilla, recibió un fortísimo golpe que lo dejaría inconsciente y fuera de sí. El mundo temió por él, pero las energías y las fuerzas del pueblo venezolano sirvieron para levantarlo de la cama y verlo de nuevo jugar en cualquier lugar.
Hoy el destino le presenta un nuevo reto. La vinotinto le entregó la gran responsabilidad de ser su capitán, dentro y fuera de la cancha. Todos esperan que Arango sea el guía de un camino muy complicado que tiene por objetivo final, la Copa del Mundo.
La historia todavía le tiene un libro abierto. La leyenda apenas comienza y le da las herramientas necesarias para seguir siendo el mejor. Al menos ya consiguió algo que muchos criollos intentaron hacer y nunca lograron. En cualquier rincón del país, se puede escuchar a un niño decir: "Quiero ser como Juan Arango".
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