miércoles, 2 de abril de 2008
LA CARACAS DE... EDGAR RAMIREZ
Publicado por Estampas.
Edgar Ramírez
"Caracas es un set espectacular"
Añora la ciudad vintage, y se niega a vivir en las burbujas de la fama.
Por eso, si bien triunfa en Hollywood, aún va a la tintorería,
hace mercado y paga la luz
Por Johan M. Ramírez Foto: Natalia Brand
Hasta hace cinco años era un ciudadano anónimo que recorría Caracas a pie, que usaba el Metro, que solía tomarse un jugo en una frutería de Capitolio. Hoy, en cambio, la ciudad lo reconoce adonde quiera que vaya, siempre de carrera y concediendo docenas de autógrafos, rodeado de flashes y un tumulto de gente que lo sigue sin cesar. Ahora, en la cresta de la fama, no tiene opciones: Edgar Ramírez jamás pasa inadvertido.
"¡Cómo quisiera caminar la ciudad de nuevo! Me encantaría encontrar el tiempo para hacerlo -suspira. Por eso, cuando puedo salgo a pie, y me río, pues la gente me ve y no puede creer que yo esté cruzando la avenida Francisco de Miranda con ellos.
'¿Es él, o no?', escucho que murmuran".
Consciente de que, como actor, debe explorar la naturaleza humana, se impuso la disciplina de vivir como un caraqueño común hasta tanto se lo permita su agenda.
Él mismo va a la tintorería, al supermercado y hasta paga la luz. Pero, a veces, la dinámica lo obliga a abandonar tales gustos personales, y esto amenaza con distanciarlo de su urbe.
Aunque Edgar se resiste. Por eso, cuando viaja, siempre empaca un par objetos que lo ayudan a sentirse "en casa", no importa donde esté. Una fotografía de El Ávila, por ejemplo, siempre lo acompaña. "Es una cajita de chocolates que tiene en la tapa a esa gran montaña. Los chocolates ya me los comí, pero conservo la cajita y me la llevo a todos lados. Así siempre tengo a la ciudad conmigo", confiesa. No extraña, por ende, que en medio de los éxitos, una imagen recurra siempre a su cabeza. "Cuando estoy afuera no hago más que pensar en Caracas, en su luz, en las visuales de la autopista con el cerro de fondo; algo que me relaja, me esperanza, me inspira", dice.
Pero, de pronto, un par de preguntas hacen que Edgar comience a hablar de esta metrópolis como si se tratara de una mujer que lo tiene enamorado. "Esta ciudad es distinta. Su personalidad la hace muy hermosa… por eso la amo", piensa un segundo, y acota: "Nuestro amor no es perfecto; al contrario, hay etapas en las que estamos en ebullición, y otras en las que dudamos… pero no importa, igual la quiero".
¿Y las caraqueñas? "Bueno, ese es un ejemplo de lo que significa 'superlativo'", señala, y no duda al afirmar que las capitalinas más bonitas no están en la televisión, sino en las colas del cine, en las calles y en el Metro. "Ellas tienen un sex appeal muy especial. La coquetería, además, es algo… algo que nos encanta", añade.
En la actualidad, conquistando Hollywood, y con dos films taquilleros en Estados Unidos -Bourne. El Ultimátum y En el punto de mira-, identifica en Caracas una locación fantástica para el cine. "Esta ciudad es un set espectacular. Podría funcionar como un gran estudio", imagina. El Centro, por ejemplo, le parece ideal, al igual que la UCV. Y hablando de universidades, tiene que mencionar a la Católica Andrés Bello, su alma máter, donde vivió los años "más felices e interesantes" de su vida.
Cumplidos los 30 años, y con afiches de sus películas en todas las salas de la ciudad, añora pasear por el barrio español de Candelaria, el italiano de Chacao, el judío de San Bernardino; en fin, la Caracas vintage que tanto le gusta.
Así, tras recorrer muchas capitales en el mundo, reconoce en ésta al ciudadano más abierto de todos, uno que se debate entre el ambiente hostil y la naturaleza amable. Quizá por eso tiene amores platónicos, transitorios, pero sólo un amor regular: "Caracas… adonde siempre regreso… y la que siempre me recibe".
Asistente de fotografía: Anita Carli
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